4.2.06

Nina Simone (La historia de los uricates).

A las doce y media buscando entre lemures y uricates apareció entre mis cascos Nina Simone. Me quedé totalmente pasmado. Como si estuviera en Bourbon Street. Oía bullicio en una terraza de madera policromada. Decidí entrar. Seguía escuchando algo, la estaba escuchando, con mi alma abierta, con su soul, con su feeling, y con todas esas palabras que las escribimos en inglés, pero las sentimos en un pentagrama. Y sólo me faltaba verla, así que no vacilé. Entré.

Pillé la tercera mesa más cercana a la tarima, de medio metro de alto. Un cóctel, cualquiera era bueno.

En el escenario podía ver a Nina, la voluptuosa diosa de ébano, en el medio de un triángulo formado por unos jóvenes pero talentosos músicos. Esta vez no tocaba ella el piano, lo hacía Alvin. A la izquierda de la cantante, el gran Tony Jones marcando la base con esos fuertes dedos, pulsando las gruesas cuerdas del contrabajo. Al fondo, dilucidaba a un joven Paul Robinson, con las escobillas, repartiendo sacudidas a la caja y platillo de la batería, con la suavidad con la que sólo un batería de jazz puede hacerlo. Embobado con la escena apenas podía escuchar las primeras frases de la aterciopelada voz de Nina: “You ain't never been blue till you've had that mood indigo”. ¡Joder, que swing! Ni siquiera me molesté en entenderlo, simplemente me dediqué a disfrutarlo.

Cuando terminó el concierto, desperté. Me había quedado dormido como estos simpáticos animalillos africanos, los uricates. Dormido a luz del nuevo día, dormido ante mi pantalla RFT (esa que se ha cargado 1,5 dioptrías por ojo). Pero no me abrasaba los pies como ellos, todo lo contrario, los tenía congelados. Qué lástima que no encuentre nada de ellos en el Google. Y lástima también de Nina, ahora que las multinacionales automovilísticas destrozan sus canciones para vender ideas que no representan. Lástima que haya gente que no la reconozca por ser cantante y compositora, arreglista y pianista, Doctora Honoraria en Música y Humanidades, Alta Sacerdotisa del Soul, Reina de la Música Clásica de Raíces Africanas… Reina del swing, del blues, del jazz y de lo que queda por definir.

Yo, además, la reconozco por haber nacido el mismo día que yo. Sólo espero vivir la mitad de tiempo que ella.




Soy un uricate tomando el sol y durmiendo.